Cuando las cañas tornaron lanzas

La inspiración viene cuando viene y tras los sucesos del atentado en Barcelona y los enfrentamientos de fascistas, del día siguiente, que como miserables tratan de acabar con la tolerancia, sólo me venía este texto no sé expresarlo de otra forma.

No hace ni calor ni frío. Me siento bien, tranquilo, el ambiente lo merece. campoNo está cargado de humedad ni seco. Se disfruta de un maravilloso paisaje desde donde me encuentro observándolo. La brisa mueve la hierva de manera que se ve como va recorriendo el campo de un lado hacia el otro. Este movimiento descubre diferentes grados de colores escondidos. Distinto verdes, amarillos se alternan conforme pasa el viajero invisible. Las diferentes alturas, diferentes colores me hacen sentir como si contemplara un hermoso cuadro. Sé que estoy más allá de un museo por el aroma a verde y flores y las caricias del viento. Todo aquello bañado por un Sol brillante que no deslumbra que delicado, como todo en el paisaje, abraza cual madre que te trata de reconfortar.

Algo más allá se adivina un río, por el cañaveral, y los patos que seguramente se posaban en el líquido elemento para descansar tras el largo viaje que ha realizado.

Pasa el tiempo y no me canso de estar disfrutando del momento. Sólo soy consciente del paso del tiempo sólo por el movimiento del Astro Rey, más bien Reina Madre, y su color parece algo más anaranjado.

Tras un largo rato un sonido tras de mi, que no llego a reconocer, suena y me hace perder la atención del paradisiaco lugar. Me giro encontrándome una pequeña charca formada por la lluvia del día de ayer. La visión del paisaje era tal que me impidió ver lo que tenía justo al lado. Miro atentamente escrutando ese nuevo micromundo en el que comienzo a ver una agitación que no percibía a lo lejos. Pasados unos minutos se incrementa el movimiento hasta el punto de parecer casi accidentado y es ahí cuando el sonido de antes vuelve. En esta ocasión si logro distinguir de donde procede. Una rana está comenzando su cortejo y si se le pone a tiro de lengua un insecto trata de realizar una captura.

charco

Parece que el Sol decide tomar carrerilla decidido a enterrarse entre las montañas de más allá, comenzando así su trasiego subterráneo y cíclico para salir por el lado opuesto. Su abrazo ha desaparecido y el viento se hace más presente. La cacería de los insecto es mucho mayor al unirse a el pájaros y los murciélagos con su caótico vuelo.

Como si la Madre recibiera la sangre vertida, por esos cientos de sacrificios, comienza a tornar en rojizo todo el cielo y ese paisaje maravilloso comienza a tornar en desagradable. Terrible cuando noto que formo parte de ese rito sangriento ya que las víctimas de los anfibios, roedores voladores y aves, son mis verdugos pero a su nivel. Comienzo a formar parte de la naturaleza de una forma que no pensaba, como una pieza ritual.

Ahora estoy primero escuchando algo que merodea cerca. Alzo la vista, que tenía centrada en el brazo donde había visto a los mosquitos posados, y veo a duras penas, por la falta de luz, como el follaje que me rodea se mueve bruscamente. Algún animal de gran tamaño me está rondando y comienzo a temer por mi vida. Un sudor frío me recorre todo el cuerpo. Me doy de bruces con la realidad, como un amante con el corazón roto. Sé que mañana será otro maravilloso día pero ahora debo tener los pies en la tierra y enfrentarme de forma firme a la realidad. La diferencia es que mañana sabré que hay una charca, animales, depredadores y presas. En todo momento estuvo allí, junto a la belleza.

Cuando se produce un desengaño amoroso las cañas se vuelven lanzas y todo lo que era bello y maravilloso se transforma en cruel y horrible

Gines Pérez de Hita

fuente de las fotos: google

7 respuestas a “Cuando las cañas tornaron lanzas”

  1. Me encantó, como siempre que lanzas tus palabras con metáforas escondidas 😉

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  2. Me ha gustado mucho, y me hace pensar que en la mayoría de las veces no estamos en el lugar que deberíamos, felicidades, un abrazo.

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  3. Cuanta razón, siempre, siempre están ahí, a pesar de que a veces nos despistemos, o no nos lo creamos.

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  4. Maravillosa reflexión apreciado amigo y compañero. Un abrazo.

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    1. Gracias por tu tiempo, como siempre. Un enorme abrazo.

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