El bosque de los invisibles

Bárbaros, así denominaba los romanos a todos los que no fueran como ellos, la copiaron de los griegos que significa el que balbucea. Procedente de la onomatopeya bar-bar o bla-bla, del mismo modo que los mexicas usaron la palabra popoluca que provenía del pol-pol. Una forma de definir a gentes raras, diferentes a ellos tanto en las vestiduras, costumbres y habla. Esa forma peyorativa que desde la soberbia, se referían a todos los que era distintos, violentos (negando sus propios actos), brutos (como si ellos fuera todo dulzura), crueles (como si ellos mismos no asesinaran a pueblos enteros y los vendieran como esclavos), estúpidos (como si toda la cultura, la única cultura fuera la suya).

Este caso no se ha dado sólo en el mundo greco-romano o mexica, uno de los casos más extremos y cercanos puede ser el imperio británico. Ellos también se ¿consideraban? la élite de la evolución de la especie humana y el resto sólo bárbaros que tenían la ineludible obligación y hasta honor de ser esclavizados por ellos. Una raza superior servida por una inferior, ¿no os suena a algo que posteriormente ocurrió?. Ya hablé en otra entrada sobre este recorrido histórico así que no me extenderé en él.

Recuerdo haber leído y visto en documentales que una de las metas pretendidas, por el régimen nazi, era tener centros de vacaciones en los que acudir la población en masa. Todo dispuesto por el régimen para que fueras dónde fueras, nunca salieras del sistema controlado por el poder. Siempre dentro del sistema, por el sistema y observando el entorno desde la optica del sistema. Huelga decir que eso ya se la logrado y que alrededor del globo existen esos centros masificados.

El_turismo_es_un_gran_invento-832275529-largefuente de la foto

Antes, viajar suponía conocer otras culturas en las que el viajero debía adaptarse al entorno. Ahora, el turismo de masas ha obligado a un cambio radical. Si un punto turístico quiere triunfar y mantenerse debe adaptarse a los turistas. ¿No será que nos han inducido a ese pensamiento? ¿Dónde está la gracia en viajar y aprender de otras culturas? ¿A caso se resume todo a buscar puntos de desenfreno? Como he dicho antes, son los visitados los que se adaptan a los visitantes. Una parte de la geografía turística se especializa en una nacionalidad y otra zona de otra nacionalidad diferente. Sales del país de origen con un prejuicio sobre el país de destino en el que vas a pasar una vacaciones. Con esa “tara mental” juzgas lo que ves (que no es más que una adaptación del medio a los gustos de las masas de ese país emisor) y con ella te vuelves siete días después. Puede que hasta te dignes, dentro de tu “magnanimidad”, a emitir un juicio de valor sobre la cultura y costumbres de allí, y nunca has salido de tu sistema.

Probablemente no llegues a ver a sus habitantes como son y puede que ni ellos se muestren tal como son. Puede que los turistas los vean, sin darse cuenta, como a esos esclavos con el honor de servirles, y puede que los nativos vean al turista como un saco de billetes.

En ocasiones se producen accidentes, sucesos, eventos que de alguna forma nos apartan ese velo para mostrarnos la realidad que nos rodea. Un ejemplo sencillo puede ser el que te pongan una escayola, quedar embarazada, sufrir un robo. Situaciones así hacen que comiences a ver que hay muchas personas en tu misma situación y que hasta ese momento eran totalmente transparentes, invisibles a ti.

Esto me hace pensar que no sólo los autóctonos se adapten al visitante sino que los mismos turistas hacen que aspectos y hasta las mismas personas locales sean mimetizadas con ese entorno artificial. Teniendo la imaginación en marcha me hace buscar ejemplos claros. Sería tener a una aldea o clan que en la antigüedad andaba por una selva o bosque. Ellos sólo observan a los suyos como personas y lo demás sólo eran plantas, árboles, piedras, insectos y animales de los que sacar provecho, tener cuidado por posibles peligros o ser ignorados si no suponían ventaja o peligro.

bosque

Podría darse el caso en el que un árbol nos llama la atención (una persona del lugar nos habla de su situación en su país) pero no entendemos que hace que le prestemos atención. Un animal se presenta ante nosotros y comienza a hacer ruidos incomprensibles, que balbucea (puede que un nativo te esté hablando de una situación que está viviendo) pero el visitante termina por no prestar atención. ¿Te imaginas que un árbol se pusiera a hablarte y encima lo entendieras? Sería una conmoción muy grande. Del mismo modo que ocurre con los originarios del lugar, ¿gastarse dinero, que no se tiene para comer, para salir de tu país y disfrutar?

Lamentablemente se fomenta el comportamiento depredador para tomar todo nuestro entorno en provecho personal o de un pequeño grupo de individuos. Entre ellos pueden sentir empatía pero con los demás sería totalmente imposible ya que no los ven como iguales. Si sienten la necesidad de retirar esas piedras, usar insecticidas, talar árboles o cazar animales, sólo es algo natural desde su concepción del mundo. Como vemos esto mismo ocurre en nuestro mismo entorno, no sólo en sitios de turismo. Actuamos con desprecio, intolerancia e indolencia ante esos bárbaros que nos rodean, esos que balbucean.

Estamos rodeados de arboles, piedras, insectos y animales a los que no prestamos atención. Si fuéramos conscientes de que son personas como nosotros puede que nos moviéramos por mejorar nuestro entorno y ser más solidarios. Lo que es más importante, empezaríamos parándole los pies a esta panda de cobardes que nos manipulan.

2 respuestas a “El bosque de los invisibles”

  1. Ya me has hecho llorar tres veces con este relato que grande Víctor y cuanto sabes ojalá los licenciados tuvieran tus conocimientos y mucho abogados y tu admiradora rubia fijo que lo leeré infinitas veces para coger todos tus matices me superas con creces me rindo ante tu enormidad impresionante

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    1. Qué exagerada. Muchas gracias.

      Un abrazo

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